Cuando pienso en un mesón de cuarzo blanco para el baño, lo primero que me viene a la mente es su increíble resistencia y durabilidad. No es solo una cuestión de estética, que por cierto, el blanco aporta una sensación de limpieza y amplitud al espacio, sino también de funcionalidad. Hablando con cifras, el cuarzo es uno de los minerales más duros de la Tierra, con una dureza de 7 en la escala de Mohs. Esta dureza permite que los mesones de cuarzo resistan impactos que fácilmente dañarían otros materiales como el mármol o la madera.
En el baño, donde el ambiente es propenso a cambios constantes de humedad y temperatura, el cuarzo demuestra ser un aliado excepcional. Gracias a su composición, que incluye aproximadamente un 90-95% de cuarzo natural unido a resinas y pigmentos, los mesones fabricados con él son no porosos. ¿Qué significa esto en términos prácticos? Que son altamente resistentes a manchas comunes como las de maquillaje o jabones, ya que no absorben líquidos. Esto no solo facilita la limpieza, sino que también reduce el riesgo de proliferación de bacterias y hongos.
Para quienes se preocupan por el mantenimiento, el cuarzo es una opción ideal. Mientras que un mesón de mármol, por ejemplo, puede requerir un sellado cada 6-12 meses para mantener su aspecto y funcionalidad, el cuarzo no necesita de tales procedimientos. Además, empresas como Silestone o Caesarstone, líderes en la producción de superficies de cuarzo, ofrecen garantías de hasta 25 años por sus productos o instalaciones, lo cual da una idea de la confianza que tienen en la longevidad de su producto.
Alguien podría preguntar: ¿el cuarzo es resistente al rayado y al calor? Un resfriado no dañará el cuarzo, pero sí es recomendable usar posavasos o trapos para evitar el contacto directo con objetos muy calientes, como planchas de pelo o rizadores. Aunque el cuarzo es bastante resistente, temperaturas extremadamente altas pueden dañar la resina que lo une todo. Sin embargo, en comparación con materiales orgánicos como la madera, el cuarzo ofrece una resistencia al desgaste diario notablemente superior.
El coste de instalar un mesón de cuarzo blanco puede variar ampliamente, oscilando entre 50 a 150 euros por metro cuadrado, dependiendo del diseño y la marca, pero invertir en uno es apostar por una solución duradera y elegante. En mi opinión, los mesones de cuarzo blanco son una de las mejores alternativas para quienes buscan combinar estilo con practicidad en el baño.